Especialista resaltó la importancia de fomentar no solo la exportación a partir del valor para la salud de estos productos sino de incrementar su consumo interno para emular casos como el del brócoli que era prácticamente desconocido entre nosotros hace 25 años.
(Agraria.pe) Durante mucho tiempo la rica despensa hortofrutícola peruana estuvo en el anonimato en los grandes mercados del mundo hasta que tuvo un punto de quiebre con dos productos claves.
“En Perú los dos productos que abrieron trocha en agroexportación son el mango en el campo de las frutas y el espárrago en el campo de las hortalizas”, dice Andrés Casas, profesor principal e investigador de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM).
Fue con estas experiencias, con especial énfasis en el caso del espárrago, que se adquirió mucho conocimiento sobre la gestión de productos alimenticios para exportación a mercados altamente exigentes. Esto se revela, apunta Casas, en que los consumidores finales reciben los alimentos con una calidad tal que no presentan signos de haber viajado desde muy lejos, lo que se logra con la tecnología aplicada en campo y poscosecha.
Hoy, apunta el vocero, se vive un auge en la demanda de hortalizas como el tomate y la papa, nativas de América, gracias a las tendencias de alimentación saludable. Esta movida a su vez estaría generando otros esquemas de producción como la agricultura vertical en las ciudades y la agricultura protegida, especialmente en el hemisferio norte. “Las hortalizas poco a poco tienen su espacio en el mundo, nos falta a nosotros tener más cultura de alimentarnos con estos productos”, agregó sobre la importancia que debe tener también el mercado interno.
Hacia afuera reconoce sin embargo que luego del camino trazado por el esparrago, hoy la estrella de la agroexportación peruana es la uva, que se ha nutrido de toda la experiencia acumulada por este producto pionero. En esa línea se busca crecer también en otras hortalizas como la alcachofa, de la cual se consume muy poco en fresco en el país y en su gran mayoría se exporta en conserva.
Quizá un ejemplo para popularizar el consumo interno de esta -y otras similares- sea seguir el camino del brócoli. Andrés Casas recordó que esta hortaliza fue introducida por la universidad hace aproximadamente 25 años, pues hasta entonces era casi desconocida. “Hoy se consume mucho más brócoli que coliflor, eso no ocurría hace 20 o 25 años, y básicamente es por sus propiedades antioxidantes y anticancerígenas. Eso es lo que cada vez piden más (los mercados), que los alimentos tengan un valor adicional para la salud”.
Replicar esta experiencia ayudaría a que otras variedades encuentren espacio en el mercado interno y luego den el salto que ya una vez dio el espárrago con resultados notables.
