Por: Miguel Ognio Gómez, presidente del Comité de Agroindustrias, Alimentos y Bebidas de ADEX
(Agraria.pe) Las incongruencias en la industria de la agricultura son cada vez más evidentes por lo injusto en la forma como es percibida. El discurso siempre es que la agricultura necesita mayor desarrollo ya que el campo es pobre y no tiene suficiente inversión. Pero por otro lado se habla que los alimentos frescos deben ser de muy bajo precio para satisfacer la demanda de la población urbana. Este es el inicio de la incongruencia. ¿Cómo puede desarrollar el campo si los precios que se les paga son siempre a la baja?
Lo curioso de esta situación es que quienes predican la protección de la población urbana, propiciando que se acostumbren a pagar poco por los alimentos frescos no se percatan que esta misma población está dispuesta a pagar altos precios por los alimentos procesados, que en algunos casos, ni siquiera son saludables para ellos. ¿Por qué entonces esa prédica que los alimentos en la ciudad deben ser de bajo precio? El discurso debería cambiar por el concepto de "precio justo". Ahora, ¿para quién debe ser ese precio justo? No hay duda la respuesta es: para el productor en el campo.
Es en este momento en el que surgen los temas de oferta y demanda. Si los agricultores tienen éxito y logran mayores rendimientos la oferta se hace alta y por lo tanto los actores del mercado en el proceso de comercialización buscan tomar ventaja pagando el menor precio posible al productor en el campo. La mejor forma de evitar estas distorsiones es con mayor, mejor y oportuna información a los productores.
El sistema de información debe ser orientado, no solamente a las estadísticas de lo pasado, sino dar información de los planes de producción y las tendencias de las siembras, así como los precios vigentes al día, ¿Cómo? Sugiero las juntas de regantes como generadores de esta información la cual puede interconectarse en la web y agregarse por zonas y total país.
Esta información puede ser pública pero accesible a una tarifa que servirá para financiar todos los gastos que demande el mantenimiento del sistema. Con esta información los excesos de oferta se regularían por los propios agricultores reduciendo los riesgos que toman al momento de decidir una siembra, por ejemplo de papas, zanahorias, brócoli, pimientos, quinua, frijoles, maíz morado o cebollas entre otras.
Aún con este sistema en operación con éxito, se requerirá modelos de protección a la agricultura al igual que lo hacen en otros países. El fomento y facilidad para las agroexportaciones nos da una salida, pero no la solución ya que en el caso del mercado internacional la variación del mercado es también función de lo que ocurre en el resto del mundo. Lo que hace que, nuevamente, retornemos la necesidad de información oportuna que permita decisiones futuras por parte del agricultor con la tranquilidad de contar un estado socio en la misión de desarrollar lo rural para una agricultura sostenible, competitiva, saludable y rentable.
