13 octubre 2023 | 09:54 am Por: Redacción

Señala el asesor internacional, Bruno Mancilla, de la Consultora Santa María

“Ventura de hoy es la Biloxi de hace cuatro o cinco años”

“Ventura de hoy es la Biloxi de hace cuatro o cinco años”
Un mercado cada vez más preocupado de la calidad y no de los kilos. Así está el negocio global de los arándanos, donde Perú es el máximo exportador y donde el recambio varietal es una constante.

(Agraria.pe) Una industria como la del arándano, ha ido construyéndose en base a un material genético libre, sin licencias. Biloxi fue la variedad que inició este sector hace una década. Después de varios años de hegemonía, la primera reina dio paso a Ventura. Pero, ¿tiene los días contados esta variedad? Todo indica que sí porque en Perú se están cultivando hoy, a nivel comercial o de ensayo, más de sesenta variedades, muchas de las cuales presentan características sobresalientes, tanto para los productores, como para los consumidores, que demandan un producto único.

En las siguientes líneas, el asesor internacional, Bruno Mancilla, de la Consultora Santa María, del también asesor Sebastián Ochoa, explica qué está pasando a nivel varietal en Perú y también a nivel global.

¿Qué tan clave es contar con variedades de nueva genética para que el negocio del arándano sea rentable?

Es bastante importante el tema de las variedades, porque el mercado del arándano actualmente a nivel global ya es un mercado maduro. En los primeros años que nosotros teníamos producción aquí en Perú, los volúmenes eran bastante más bajos y la idea en el comienzo siempre fue buscar esta ventana productiva para que al final llegaras con muchos mejores precios al mercado, porque el mercado estaba bastante más vacío. Actualmente, eso está bastante más limitado, el arándano está comportándose prácticamente como un ‘commodity’, lo que ha hecho que el mercado esté mucho más exigente.

Este negocio no es un mercado de kilos, es un mercado de calidad y uno de los factores que va a afectar en la calidad de la fruta es la genética. Por eso, en un comienzo se probó con variedades libres, como lo fue Biloxi, u otras que si bien tienen una patente como Ventura, pero que no tiene un ‘royalty’ constante y por eso se expandió con eso, buscando los volúmenes necesarios para cubrir la demanda de esta ventana productiva.

Como actualmente Perú ya es el mayor exportador de fruta fresca a nivel global, esa ventana desapareció, generando que el mercado sea mucho más competitivo y por ende una fruta de mayor calidad o que genere alguna diferenciación siempre va a tener una mejor competitividad en destino, en especial para el comprador de esta fruta. Y ahí la genética va buscando siempre los parámetros que le interesan al mercado: firmeza, sabor, un bonito ‘bloom’, que sea viajera, que llegue en buenas condiciones a destino y que una vez en destino también soporte la vida de anaquel para la venta de este producto. Y en esa búsqueda de estas estrategias, también los genetistas han ido perfeccionando y buscando estas características. Lo que ha hecho el Grupo Secuoya, perteneciente a Fall Creek, los grupos de variedades Driscoll’s, Mountain Blue de Oz Blu…, generando variedades que tienen mejores calidades, y que ya presentan un diferencial de precio muy importante en destino, llegando hasta un 100% más de precio en destino.

En Perú se están produciendo 55 variedades diferentes, ya sea en fase comercial o ensayo, ¿en otra parte del mundo se está probando una cantidad similar de variedades?

A nivel de producción de arándano en zonas tropicales, zonas ecuatoriales, las variedades son las mismas que se producen aquí en Perú, las pruebas son bastante transversales. El tema es que la gran mayoría de las casas genéticas están buscando que esas pruebas se hagan en Perú porque es el mercado más relevante por su superficie, aunque también son importantes para ellos países como Marruecos, el sur de España, China y algo también en el norte de Chile. Les interesa tener una nueva genética que sea competitiva, e ir diferenciando y buscando cómo lograr un valor agregado en esta fruta en este mercado maduro que está siendo bastante más competitivo.

El negocio del arándano se inició en Perú con la variedad Biloxi y estuvo durante mucho tiempo corriendo prácticamente sola. Luego aparece Ventura y poco a poco le va ganando terreno hasta que la pasó. ¿Cómo ve el comportamiento de Ventura esta temporada, y crees que va a pasar lo mismo que Biloxi, que poco a poco va a ir perdiendo terreno?

Efectivamente es así, y yo se lo comento a nuestros clientes en Perú: a nuestro parecer, la Ventura de hoy es la Biloxi de hace cuatro o cinco años, que si bien era la más predominante, la más establecida en todo el país, tenemos que considerar que en unos cinco años más, lo más seguro es que el mercado no va a querer esta variedad. El mercado del arándano se está comportando de una forma muy similar a lo que fue la uva de mesa también. Todas las variedades, como Red Globe, Flame, etc, quedaron fuera de mercado y al final se tuvo que ir haciendo una renovación, y el que no hizo la renovación prácticamente quedó fuera del negocio. Entonces es muy relevante ir considerando estos factores. Por ejemplo, hoy en día si tú me dices que vas a hacer un proyecto nuevo y tienes considerado cierta porción de plantas de Biloxi, yo diría por ningún motivo.

¿Y de Ventura?

También diría que no es una buena idea. Si tú me dices que vas a poner algo de Ventura y también vas a colocar algo de nueva genética porque no tienes la disponibilidad de plantas o el acceso por tema de licencias a estas nuevas variedades, y tienes que completar con Ventura, perfecto, creo que puede ser una alternativa, pero considerando que al final mucha de esa Ventura va a tener una capacidad competitiva en los mercados bastante menor.

¿Qué variedades podrían reemplazar a Ventura?

Actualmente están entrando muy fuerte las casas genéricas con licencia, y las empresas están dispuestas a pagar estos ‘royalties’ por exportación por kilo y haciendo contratos comerciales con las casas genéticas. Está sonando muy fuerte la variedad Pop del Grupo Secuoya, y se escucha en todos lados que todos están creciendo en variedad Pop, que es una muy buena variedad y está siendo, dentro de todo, accesible para gran parte de los productores en Perú. Pero en ese sentido también variedades de Oz Blue son muy buenas, Mountain Blue de igual forma, algunas variedades también de del grupo genético de Driscoll’s son muy buenas también, con muy buena calidad de fruta, así como aquellas de Planasa o las nuevas variedades del grupo Collection de Fall Creek.

En verdad, la gente está dando el salto grande, no se está yendo a una variedad libre que a lo mejor te pueda generar una mayor posibilidad de comercialización individual en cuanto a la agroindustria, sino que están entrando a estos convenios comerciales con las casas genéticas, pero de variedades que sí te generan algún tipo de valor agregado extra. Pero es importante también señalar que gran parte de estas casas genéticas tratan de controlar también la superficie que entregan para tener un buen control de la calidad de fruta de esas variedades, y no’dañar’ el nombre de la variedad en el mercado por alguna mala producción, algún mal envío, que al final haga que el mercado diga que una variedad llega mal y por lo tanto no la quieran más.

¿Teniendo como ejemplo la uva o la manzana con sus distintos colores y variedades, ¿cómo podría diferenciar un consumidor de arándano y alguna de entre una variedad y otra?

En cuanto al arándano y el consumidor, normalmente lo que quiere es fruta de calidad, es decir, consumir un fruto crocante, firme, dulce, no ácido, como pasa con Biloxi, que es una variedad muy ácida y que no la quiere el mercado por su por su nivel de acidez. Entonces se busca eso, pero finalmente quien hace el filtro a nivel de variedad es el que recibe la fruta y no el consumidor en sí. El consumidor no va a ir a mirar y muchas veces ni siquiera ve la etiqueta del clamshell.

Obviamente también las casas genéticas y la agroindustria están buscando el poder catalogar y ponerle alguna etiqueta a su ‘clamshell’ y hacer una diferencia, generar una marca de estas variedades nuevas. Pero en verdad, más que una marca comercial es difícil para un consumidor en incluso para uno o para cualquier persona que, aunque esté en el rubro, poder identificar una variedad de otra si no tengo una etiqueta que me diga qué variedad es. Entonces al final el consumidor quiere una fruta de calidad, dulce o equilibrada en su dulzura y acidez, firme y que después de hacer la compra, también dure un par de días en el refrigerador.

Fuente: Redagrícola

 

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