Esta semana llegamos a Huancavelica, desde Huancayo, por una carretera bien asfaltada pero con el lamento de no poder usar el tren que cada vez tiene menos frecuencia de salidas. Gran daño le hace a un tren tener una buena carretera al lado, aun si es más eficiente para transportar carga y aun sabiendo que, con todos los camiones que a diario trasladan mineral, esa carretera debe tener un costo de mantenimiento colosal.
La baja frecuencia de viajes del tren, afecta a las comunidades que se desarrollaron a ambos lados de la vía férrea. Recuerdo que el año 95 hice esa ruta y el tren era una fiesta, una feria ambulante que transportaba desde animales vivos hasta personas bien acomodadas en el vagón comedor. Pero lo más impactante era presenciar un cuadro familiar que se repetía a menudo: los niños acompañaban hasta la estación a los padres que llevaban sus arrobas de productos agropecuarios al mercado; una vez que el tren avanzaba, los niños corrían detrás despidiendo al padre o la madre describiendo una escena conmovedora.
Uno se preguntaba cómo, algunos años atrás, pudo haberse diseminado el fanatismo terrorista en zonas tan ligadas a la tranquilidad de la vida rural. Esta reflexión en medio del absurdo que sucede en Cajamarca, donde las protestas pueden llevar a que hayan muertes, donde un ex sacerdote es uno de los líderes de una rebelión cuya disputa de fondo podría ser un tema tan sencillo de resolver si hubiera buena voluntad en todas las partes. Extraña que álguien habiendo amado tanto al prójimo para hacer un sacerdocio no se inmute ante la muerte de personas. La más estúpida de las protestas en aquella donde hay pérdidas de vidas.
Mahatma Gandhi con su resistencia pacifica fue un genio en hacer una rebelión efectiva. Mucho más impactaría al país ver el ”abuso” de álguien poderoso que ver una muchedumbre protestando in-civilizadamente guiados por caudillos egocéntricos y de claras ambiciones personales. Más aun, en estos tiempos un buen video de 10 minutos en YouTube, apropiadamente masificado, puede tener más impacto que las revueltas enceguecidas de miles de personas.
Necesitamos la inversión minera, que sea socialmente responsable y que cuide el medio ambiente, de la mano con esto mucho ayudaría una menor soberbia en los directivos de estas empresas.
Regresando al tema de Huancavelica, nos recibió Maciste Díaz en su despacho de Presidente Regional, afuera lo esperaban las comunidades alpaqueras en pleno. Maciste parece un novio enamorado de su región, tiene en la cabeza toda la red de vías que se estará asfaltando en los siguientes cuatro años, interconectando a todas las provincias de la región; pero también menciona que paralelo a este proceso se debe promover el desarrollo económico productivo. La palta es una explosión en Huancavelica, de hecho en los últimos dos años deben haberse sembrado más de 400 Has, pero esto es muy insuficiente.
"Huancavelica no es pobre sino empobrecida" comenta un funcionario regional, nuestra energía eléctrica se la lleva el país con el Mantaro y nuestra agua se la llevan los Iqueños. Pero lo bueno aquí es que lejos de pretender quitarle el agua a Ica, ellos proponen el canon hídrico que retribuya en algo a su región. Pensar que la propuesta de canon hídrico estuvo incluida en el proyecto de Ley de Recursos Hídricos, pero al final no entiendo por qué se descartó. Si se implementara una retribución de USD 0.01 por metro cúbico de agua, las regiones recibirían algunos millones de dólares al año que facilitaría resolver las disputas interregionales.
Huancavelica necesita avanzar más rápido que el desarrollo espontaneo que promovería el asfalto de sus carreteras. Allí cabe perfectamente el rol subsidiario del Estado.
Sobre la subsidiaridad, me casusa sorpresa leer a los economistas que critican los subsidios a rajatabla, pero sí avalan mecanismos como el Fondo MIVIVIENDA usando el tecnicismo de “completar mercados”. Con esta lógica tenemos subsidios sectoriales para vivienda como MIVIVIENDA y Techo Propio, subsidios pecuniarios como JUNTOS, subsidios alimentarios como el EX PRONAA, subsidios a las comunicaciones como el FITEL, subsidios a la electrificación rural, recientemente el subsidio al GLP y tibiamente a proyectos productivos como AgroIdeas y PROCOMPITE.
Una maraña de subsidios que podrían unirse en uno solo, algo así como: si usted compra una casa rural con un módulo de ganado y pastos o producción agrícola y pertenece a los segmentos de población en pobreza o extrema pobreza entonces le damos una subvención del 70% del valor del activo. Así podríamos generar un mercado de desarrolladores de proyectos y tener una demanda subsidiada para quien realmente lo necesita. 50 mil familias beneficiadas en Huancavelica a un subsidio promedio y por única vez de S/ 70 mil por familia, requiere de una inversión de S/ 3,500 millones que definitivamente sacaría a la región de la pobreza.
Estos desarrollos serán progresivos por lo que se podría implementar un programa de este tipo en varias regiones simultáneamente para así fomentar la inversión privada en bienes raíces y en lugares impensables, para que a su vez llegue la inversión privada en los diferentes servicios y se revaloricen los predios, lográndose crear riqueza que después se recupera en impuestos. Bien valdría la pena hacer un piloto, aunque se necesitaría una Ley para poder hacer algo parecido.
Necesitamos propuestas contundentes de desarrollo. Antes se les daba protección a los productores agropecuarios vía medidas arancelarias, ahora descubiertos para competir con todo el mundo, requieren una subvención que idealmente sea por única vez pero con una dimensión suficiente que venza la fuerza centrípeta que los mantiene en el círculo de la pobreza.