Funcionario subrayó que la oferta alimentaria el país no puede seguir apostado exclusivamente a la exportación de productos frescos, sino que debe avanzar en procesados, secos y deshidratados.
(Agraria.pe) En el objetivo de alcanzar los US$ 10.000 millones de agroexportaciones hacia el final del presente Gobierno, uno de los grandes retos es trabajar de manera articulada con diversas instituciones y sostener una creciente competitividad en el sector.
Así lo explicó Javier Martínez, director de Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), para quien es fundamental acelerar las condiciones de competitividad agrarias con un marco legal previsible que permita desarrollar las inversiones, incidir en el valor agregado, fortalecer las capacidades de los productores, desarrollar una mejor infraestructura de riego y resaltar el valor de la sanidad.
“No podemos hablar de competitividad si no hablamos de permanencia de mediano y largo plazo de nuestro productos bandera en el mercado…La tasa de crecimiento (agraria) muestra la importancia del sector para el dinamismo de la economía; necesitamos inyectar más competitividad en el sector”, declaró.
Esto se ve reflejado, dijo, en que hay una gran dinamismo en diversas regiones vinculadas a la agroexportación antes rezagadas, lo que ha provocado que el país sea un gran jugador en diversos productos; sin embargo existen aún otras que no avanzan al mismo ritmo, lo que requiere trabajar en ellas para mejorar sus niveles productivos, lo que ayudará a diversificar la canasta agroexportadora del país.
En esa vía, recordó que el mundo muestra hoy un panorama de alto nivel adquisitivo con países importantes donde las clases medias están creciendo y las familias son cada vez menos numerosas, lo que necesita que la oferta agraria se adecúe a nichos específicos con alimentos nutritivos y funcionales de calidad en cantidades determinadas para diferenciarse de la competencia.
“(Necesitamos) mejorar el ecosistema innovador en el sector agrario, no podemos mantenernos con los productos tradicionales en su forma natural fresca. Necesitamos avanzar en procesados, secos, deshidratados, mejorar la eficiencia productiva, impulsar la gestión del uso del agua y articular la provisión de servicios acorde a las necesidades del productor. Hay que empoderar a la gastronomía, que es un actor fundamental, para poner en valor productos hoy desconocidos que pueden ser importantes para el dinamismo del sector”, explicó.
Martínez estimó por ello que el próximo año se piense en alternativas productivas más allá de los alimentos consolidados que puedan tener ventajas comparativas en los mercados internacionales, así como mirar al mercado interno para encontrar soluciones e identificar oportunidades de negocios. “Debemos fortalecer el capital humano especializado; nuestros productores tienen capacidad y trayectoria, vienen enfrentando el cambio climático adaptando sus cultivos a otros pisos ecológicos y pueden ayudar a que esta diversificación de oferta pueda concretarse. Hay que poner en valor estas capacidades”, agregó.
Finalmente, recordó que es importante pensar en innovar las formas de financiamiento con incentivos ambientales y sociales para que el sector sea más dinámico, consolidando nuestra imagen como país a través de marcas. Apuntó en ese sentido que ya nos conocen como productores de uva, palta y espárrago, entre otros, pero falta dar el salto para ser reconocidos por productos innovadores, que ayuden a que las empresas y organizaciones agrarias se mantengan en el mercado generando negocios rentables.
